En el mercado financiero podemos tener acceso a varios tipos de préstamos, lo cual siempre está condicionado por nuestro historial crediticio, el dinero que ganamos todos los meses, qué propiedades poseemos, etc.
La entidad financiera que nos concede el crédito quiere tener la certeza de que se lo vamos a devolver. Así, cuanto mayor sea su certidumbre, más dinero nos dará y mejores serán las condiciones.
Ponemos la casa como garantía
Este tipo de créditos son un tanto especiales, ya que vamos a avalar el dinero que nos conceden con una propiedad, que normalmente es la propia vivienda.
Dicho de otra forma, la casa va a servir al banco como garantía. De esa manera, si dejamos de pagar las cuotas se quedarán con el inmueble que pasarán a subastar para cobrar.
¿Qué ventajas tiene este tipo de préstamo?
Estamos ante un instrumento financiero que tiene varias ventajas sobre otros. Así, podemos comenzar hablando de la cantidad que nos van a conceder, la cual suele ser mayor que en otro tipo de préstamos.
También se puede devolver en más tiempo, de forma que las cuotas mensuales son más asumibles que las de un crédito “normal”.
Las condiciones son mejores. Eso quiere decir que la tasa de interés es más baja que la de un préstamo sin garantías de ningún tipo.
Para finalizar este apartado, los bancos no ponen tantas condiciones a la hora de conceder prestamos con garantia hipotecaria. Eso quiere decir que no van a pedirnos una nómina ni un historial de crédito saneado.
De hecho, es más que posible que nos concedan el préstamo pese a que nuestro historial sea malo, puesto que siempre les queda la vivienda a la hora de cobrar.
¿Cuándo es mejor pedir esta clase de préstamos?
Debido a sus características, estamos poniendo la casa como aval, es un préstamo que solo se debería solicitar si no hay otra opción o si lo vamos a emplear en algo que nos puede reportar beneficios, como poner un negocio.
Nunca hemos de pedirlo para pagar un coche, irnos de vacaciones, pagar una boda, etc., ya que el riesgo no compensa los beneficios.
Hay que tener presente los riesgos que posee
Antes de solicitar uno de estos préstamos debemos tener muy en cuenta qué riesgos posee, y es que nunca hay que olvidar que la garantía es nuestra vivienda.
De esa manera, si dejamos de pagar, el banco puede ejecutar la hipoteca. Dicho de otro modo, nos quitarán la casa y la pondrán a subasta con el fin de cobrar lo que les debemos.
Por eso, decíamos antes que no es un tipo de crédito para pedir a la ligera. De hecho, hay que pensárselo muy bien a la hora de solicitarlo y agotar otras opciones, incluso aunque el interés sea mayor.
A modo de resumen, en determinadas ocasiones es una buena herramienta siempre que se haga un uso responsable de los fondos. Sin embargo, debería ser una de nuestras últimas opciones, recurriendo a ella cuando no nos quede más remedio, puesto que podríamos perder la vivienda.